El tabaco, en sus diferentes formatos, resulta un poderoso recurso narrativo en las obras televisivas. Con motivo del Día Internacional de la Televisión, repasamos algunas de esas ficciones en las que el humo ha ayudado a crear atmósferas y definir personajes. Mientras lees, te invitamos a encender un cigarrito mini cubano y meterte de lleno en la escena.
Si conoces el personaje de Don Draper, el enigmático publicista de Mad Men, puedes hacer la prueba: es inevitable pensar en él y no recordarlo con un vaso de whisky en una mano y un cigarrillo encendido en la otra. En esta famosa serie, fumar es una potente herramienta que evoca el glamur de la América de los años 60, cuando el tabaco simbolizaba éxito y sofisticación. El humo que envuelve a Draper es más que un efecto visual: es una forma de mostrar cómo el personaje está atrapado en sus propios demonios, siempre evadiendo la verdad, escondido tras esa neblina seductora.
Lo mismo se podría decir de Peaky Blinders. En esta serie ambientada en Birmingham tras la Primera Guerra Mundial, el humo de los cigarrillos no es sólo un hábito estilizado, sino un reflejo del ambiente cargado y opresivo. Tommy Shelby fuma con una intensidad casi ritual, como si cada inhalación ayudara a apaciguar su mente atormentada por el trauma de la guerra. Aquí, el humo actúa como una especie de niebla emocional.
Y algo parecido pasa en True Detective, la miniserie policiaca en la que la siniestra atmósfera está creada, entre otros recursos, por el humo del cigarrillo perenne en la boca del detective Rust Cohle (Matthew McConaughey). Su hábito de fumar no pasó desapercibido y en la blogosfera se escribió bastante sobre esas largas caladas que daba a los cigarrillos que encadenaba. En este caso el tabaco no sólo se convierte en una característica de su personaje, sino que contribuye a la estética misteriosa de la serie.
En Narcos, el hábito de fumar de Pablo Escobar y otros capos enfatiza su poder y su estilo de vida despreocupado en medio del caos. Como anécdota, se dice que en esta producción de Netflix se usaban, como se hace habitualmente en los rodajes, cigarrillos falsos, pero que el actor mexicano Diego Luna cambió a cigarrillos reales porque sabían mejor.
De la misma forma, en Los Soprano la mafia liderada por Tony Soprano usa el tabaco como símbolo de estatus, fuerza y poder. Fumar un puro en esta serie es un gesto casi ritualizado, algo que se hace en momentos de victoria o para demostrar quién es el líder.
Así que la próxima vez que veas a un personaje encender un tabaco en pantalla, piensa en todo lo que este acto comunica sobre su estado de ánimo, su historia y su entorno.