¿Qué convierte a los cigarros mini cubanos en los mejores del mundo? ¿Por qué su tabaco es considerado tan único? La respuesta está en su origen, Cuba. Para conseguir su incomparable calidad son imprescindibles varios factores que solo se dan en la isla caribeña: el clima, la calidad del suelo, el talento de sus agricultores y la habilidad de los artesanos. Solo así se consiguen elaborar los cigarritos más apreciados por los aficionados de todo el mundo.
Historia
La planta Nicotiana Tabacum es originaria de la zona del altiplano andino y se extendió por todo el continente alcanzando el Caribe entre 2.500 y 3.000 años antes de Cristo. Las poblaciones indígenas hacían uso de esta planta en diferentes maneras. Algunas le atribuían propiedades medicinales, sagradas o exotéricas y la usaban en sus ceremonias. Tras el descubrimiento del nuevo continente, diversos viajeros relataron la costumbre de los nativos americanos de fumar hojas secas de tabaco enrolladas, para lo que utilizaban unos artilugios en forma de rollo o tubos a manera de pipas.
Cultivo
Se necesita un mínimo de 12 meses para obtener cada una de las hojas de tabaco que se utilizarán para elaborar un cigarro mini cubano. Un proceso lento y delicado que comienza con la preparación del suelo y que cuenta con decenas de pasos hasta el embalaje final.
Elaboración
Para elaborar cada cigarrito cubano se necesita materia prima de gran calidad proveniente de algunas de las mejores zonas de cultivo de la isla cubana, 100% natural y que respete la ligada de cada marca. Eso significa combinar una cuidada mezcla de hojas diferentes según sean para capa, capote y picadura y en base a las notas de cata que se buscan.
Fabricación
La elaboración de los cigarros cubanos mecanizados comenzó en Cuba a mediados del siglo XX y pasa por seis etapas medidas al detalle que van desde la preparación de la materia prima hasta el envío. Cada fase está supervisada por especialistas en gestión de la calidad que garantizan el cumplimiento de todas las especificaciones necesarias.
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