Las primeras noticias que se tienen sobre la introducción de la mecanización de la producción del tabaco en Cuba datan de la segunda mitad del siglo XX, desarrollándose a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, su consolidación se produce a partir de 2001, año en que comienzan las actividades productivas de Internacional Cubana de Tabacos, S.A., empresa responsable de llevar a cabo el Proyecto Mecanizado.
El proceso de fabricación
Si alguna vez te has preguntado cómo se hacen los cigarros mini cubanos, aquí puedes descubrir las distintas etapas de su proceso de fabricación.
El proceso productivo se inicia con la preparación de la tripa. La confección de la tripa es una fase de gran importancia ya que determinará el aroma, el sabor y la fortaleza final del cigarro. Cada marca tiene una ligada única, por lo que se garantiza un control riguroso de las proporciones en la mezcla de las diferentes variedades de tabaco para no alterar sus características.
Después de pesar las hojas componentes de cada ligada, estas se pasan por un cilindro mezclador que cuenta con aspersores de humedad. Tras la mezcla, se dejarán en reposo durante 24 horas. Pasado este tiempo, la mezcla pasa a las batidoras donde se fragmentan las hojas, se separan las venas y se extrae el polvo generado, obteniéndose así la tripa, que se deja reposar por un período de 72 horas para homogeneizar su humedad.
La hoja del capote envuelve la tripa y con ella forma el bonche, mientras que la de la capa dará el acabado final al cigarro, otorgándole una textura perfecta. Ambas hojas se trabajan en el área de moja y preparación: tras mojar las hojas de la capa y dejar que reposen, se planchan y clasifican. El capote sigue un proceso similar, aunque sin clasificación.
Una vez listas las materias primas, los cigarros se confeccionan en un taller de torcido a máquina, dándoles diferentes formatos. El proceso de torcido se realiza mediante dos sistemas de liado:
Sistema tradicional
Utiliza una máquina con una tolva para la alimentación de la picadura y dos partes acopladas entre sí, una encargada de colocar el capote y formar el bonche y otra donde se coloca la capa.
Máquina de bobina
Sistema muy similar al tradicional con la única diferencia de que la tarea de los operarios es sustituida por bobinas de cortes de capa y capote.
El cigarro ya liado reposa en una cámara de oreo hasta alcanzar el grado de humedad deseado. Además de la humedad es importante controlar la granulometría, es decir, la distribución del tamaño de los elementos que componen el cigarro, que repercute directamente en la succión del tabaco. Estos controles se realizan por parte de la Dirección de Gestión de la Calidad, la cual está equipada con la tecnología requerida para velar por el cumplimiento de los parámetros de calidad de nuestros cigarritos.
Para cumplir con los estándares de calidad que se exigen a los cigarros mini cubanos es importante cuidar cada detalle de su presentación. En la actualidad, este proceso se lleva a cabo tanto de forma manual como mecanizada, aunque paulatinamente se está incorporando un mayor número de máquinas con el fin de realizar el proceso de envasado en su totalidad de forma mecanizada.
El último objetivo de esta fase es que el producto final reúna todos los parámetros estéticos y de calidad, garantizando que llegue en condiciones óptimas al consumidor.
Llega el momento de la desinsectación. El proceso empleado no utiliza ningún producto químico, por lo que es totalmente inocuo, 100% natural y respetuoso con el medio ambiente. Los cigarros, ya envasados para su venta, se congelan a -20 °C durante 120 horas antes de pasar al almacén de productos terminados. Este proceso permite la eliminación de cualquier insecto y parásito en cualquiera de sus etapas.
El proceso finaliza con la exportación y las ventas a los mercados. La mayoría de las exportaciones se realizan por vía marítima en contenedores refrigerados a -20 °C, aunque muchas también son vía aérea.
El estricto control de calidad
Todas las fases del proceso de producción de los cigarros cubanos mecanizados están supervisadas por un especialista en gestión de calidad, que se encarga de garantizar el cumplimiento de todas las especificaciones definidas para el proceso productivo. Para ello cuenta con el apoyo de un laboratorio equipado con la última tecnología que permite comprobar con precisión cada parámetro de calidad.
Con el objetivo de mejorar tanto los procesos como la calidad de los cigarros ha sido implementado, además, un estricto sistema de control de calidad basado en la norma ISO NC 9001:2001 que permite garantizar los más altos estándares de calidad a clientes.
Un proceso muy completo donde el cuidado máximo de todos los detalles hace que cada mini cubano sea único.