Aunque St. Patrick’s Day está marcado en el calendario el 17 de marzo, ya desde hoy se celebran actividades en conmemoración del patrón de Irlanda. Y no sólo en la isla europea. La festividad de origen irlandés empezó a extenderse en los años 90 y ha cruzado fronteras cargada de fiestas que llenan esa semana de color verde.
Vayamos por partes. Sin duda, Dublín y Belfast son el epicentro de las celebraciones, con grandes desfiles con música tradicional irlandesa y eventos culturales. Esos días es común vestirse de verde o pegarse un trébol en la chaqueta y, cómo no, disfrutar de la gastronomía tradicional. Entre ella destacan el Irish stew, un contundente estofado de cordero con patatas y zanahorias; el Colcannon, un delicioso puré de patatas con col y cebolla; el pan de soda, un pan rápido sin levadura que acompaña muchas comidas; y el Guinness pie, un pastel de carne cocinado con la famosa cerveza, que le aporta un sabor profundo y tostado. Estos platos reflejan la esencia de la cocina irlandesa: ingredientes sencillos y sabores reconfortantes.
La cerveza, especialmente la Guinness, es otra gran protagonista. Esos días, los pubs se llenan de gente bebiendo la tradicional negra seca de estilo stout que empezó a elaborar en 1759 el maestro cervecero Arthur Guinness en la fábrica dublinesa St. James’s Gate Brewery. Sólo el whiskey irlandés podría hacerle algo de sombra. Si deseas darle tu propio giro a la experiencia, puedes acompañarlo con un mini cubano de fortaleza media a fuerte, como un Partagás Serie Mini, que vendrá bien para fusionar los sabores tostados de la Guinness o Whiskey -aún no es parte de la tradición, pero tiempo al tiempo…
El otro país donde con mucho entusiasmo se celebra el día es Estados Unidos, debido a su gran comunidad irlandesa. De hecho, en Nueva York se celebra uno de los desfiles de San Patricio más multitudinarios del mundo, una cita que se dio por primera vez en 1762, ya entonces con más de 250.000 participantes, mientras que en Boston se celebró el que se considera el primero: en 1737. Aunque la idea más original corre a cargo de Chicago, que desde los años 60 tiñe de verde el río que atraviesa la ciudad, la cual se ha vuelto un emblema de la celebración. A lo largo de las décadas la técnica ha mejorado y actualmente usan 11 kilos de colorante vegetal que desaparece a las pocas horas.
Curiosamente, aunque el color verde es hoy indisolublemente asociado al Día de San Patricio, no siempre fue así. Hasta el siglo XIX, el color emblemático de la festividad era el azul, pero la conexión de Irlanda con la naturaleza y los tréboles hizo que el verde se impusiera con el tiempo.
San Patricio es mucho más que una fiesta: es tradición, música y color verde desbordando calles de todo el mundo. Ya sea en Dublín o Chicago, cada brindis mantiene viva la esencia irlandesa.
¡Feliz Día de San Patricio!