En España salir a tomar el aperitivo es toda una costumbre, también en otros países europeos como Italia. Pero ¿quién dijo que es exclusivo del Mediterráneo? Damos un paseo alrededor del continente para ver cómo se vive “la hora del vermú”.
Para conocer el origen del aperitivo tenemos que remontarnos al Turín del siglo XIX. Desde la capital de la región del Piamonte pronto se extendió, como pasa con todos los grandes “inventos”, al norte del país. Y con Italia conquistada, al Mediterráneo.
Y aunque en cada país se adapta a la gastronomía local, en todos mantiene la esencia del término: un ritual para socializar mientras se disfruta de una bebida y algún tipo de picoteo. En España se trata de una tradición tan arraigada que hasta tiene su expresión propia: “quedar para tomar el vermú”. El vermú no es obligatorio, pero se trata de un trago muy extendido.
Otra de las bebidas más relacionadas con el aperitivo es el Spritz, también de origen italiano, un sencillo cóctel que nació debido a que, durante la dominación austrohúngara, las tropas extranjeras encontraban los vinos italianos demasiado fuertes. Hoy existen numerosas recetas de Spritz, pero la mezcla de vino blanco seco y agua mineral con gas sigue siendo la base de este refrigerio que suele preceder a la cena.
En Francia, la principal diferencia con España está en el momento del día, ya que los galos también acostumbran a tomar el apéritif antes de cenar. Allí, una copa de vino -o bien, vermut, cerveza o champán- acompañada de queso o alguna pieza de charcutería se convierte en la fórmula perfecta.
Y en Grecia, si queremos cumplir con la tradición más canónica podríamos pedir un chupito de ouzo, el típico licor anisado con olor a regaliz, y acompañarlo del equivalente a las tapas españolas, los mezzedes, desde la famosa salsa tzatziki hasta las deliciosas tyropitas, una especie de empanadillas rellenas de queso feta.
Y luego está Reino Unido, donde la hora del vermú la sustituyen por el brunch, aunque no tiene mucho parecido ni en los ingredientes gastronómicos ni en su perspectiva de encuentro social.
¿Y qué hay de esta costumbre fuera de Europa? Pues, por ejemplo, es habitual también en Argentina como momento de reunión previo a las comidas. Allí las opciones van desde un cerveza o un vino hasta un vermú o un fernet con cola, acompañado por las picadas, un plato a medio camino entre las tapas españolas y el antipasti italiano. Las picadas van desde queso o maní hasta embutidos como salame, salchichón e incluso morcilla.
Y si tras leer todo esto te han entrado ganas de abrirte una cerveza o servirte un vermú con algún picoteo, te proponemos que completes la degustación con Cohiba White Club o Montecristo Open Mini, dos minis cubanos perfectos para ese momento al estar en la parte baja de la tabla de fortalezas.
El White Club aporta nuevos matices de sabor que se suman a los que ofrecen los otros minis de Cohiba, pero su principal característica es su ligada, bastante más suave. Por su parte, la línea Open es la propuesta más novedosa de Montecristo y, al igual que en el caso anterior, su ligada es más suave que la clásica de esta marca.
Ahora ya sólo nos queda desearte un feliz aperitivo veraniego desde el país que nos leas y sea cuál sea el maridaje que sueles elegir. ¡Que aproveche!