De origen italiano, nombre alemán y fama mundial, el vermú se ha convertido en sinónimo de aperitivo en muchos países. ¿Y si combinamos una bebida con tanta historia con uno de los minis cubanos más de tendencia? Te contamos por qué funcionan tan bien juntos.
No importa desde qué país estés leyendo esto: de unos años a esta parte el vermú no para de ganar adeptos y ya es una de las bebidas favoritas en bares y restaurantes, sobre todo cuando el buen tiempo hace su aparición y las terrazas se cotizan al alza.
El vermú es una bebida con base de vino macerado en botánicos y con un aroma único. De hecho, su nombre procede del alemán wermut, que significa ajenjo, su ingrediente base. El origen italiano se le atribuye por la mezcla creada por Antonio Benedetto Carpano a finales del siglo XVIII:vino moscatel dulce, azúcar, caramelo, alcohol, diversas especias, hierbas y aromas. Solo unos años después se empezó a conocer como un producto regional de Turín.
A España llegó casi un siglo después desde el norte. A la fuerte tradición del vermú en Cataluña, especialmente en Reus, se suma la popularidad que tiene en Madrid, donde colgar el cartel de “vermú de grifo” es un punto a favor para cualquier taberna. En el país ibérico su consumo se hizo tan habitual, en particular antes de las comidas, que pasó a ser sinónimo de ese momento, el del aperitivo (la hora del vermú, quedar para tomar un vermú).
Y ante la cada vez mayor variedad de vermús que se pueden encontrar, ¿cuál elegir? La respuesta, como casi todo cuando el paladar entra en juego, es que depende de los gustos del aficionado: el vermú rosso (rojo) es el más habitual en España y en él destacan los matices aromáticos de las hierbas; el bianco (blanco), más común en Francia, cuenta con matices de flores como la manzanilla y raíces como el regaliz; el rosé (rosado), que mezcla variedades de vino tinto y blanco en su base, va ganando terreno gracias a su suavidad y dulzura; y el dry (seco), con menos azúcar, más alcohol y más amargor, es el preferido para la coctelería.
¿Cómo se toma el vermú? En un vaso o copa con hielo, con una rodaja de naranja o de limón y una aceituna. Opcional es, si se desea una opción más ligera, añadirle un chorro de sifón. Su versatilidad y momento de consumo lo convierten en una opción ideal para combinar con unos minis cubanos, y entre ellos nos hemos decantado por Montecristo Short. Un cigarrito de tendencia, fácil de fumar y en cualquier momento, con un sabor equilibrado y rico en matices, cuyas notas especiadas y amaderadas combinan bien con el dulzor y las hierbas del vermú. Un fantástico dúo con el que disfrutar tu próximo aperitivo.